Todo aquel que desea escribir es un artista en potencia y para desarrollarse o eludir el bloqueo, solo necesita recibir los estímulos necesarios.
El concepto del taller:
Este método visionario, que ya ha dado varias generaciones de escritores, trabaja esencialmente con la imaginación como alimento de la escritura. Desde ahí, propicia que emerja el estilo propio, que no es algo que se adquiere, sino que forma parte de la individualidad de cada ser. El espacio de taller se mueve en la libertad de la creación, y no demanda horas de estudio, ni una excesiva dedicación como los programas escolarizados, sino tan solo asistir a una sesión semanal y disponer de un poco de tu tiempo libre, permitiéndote combinar tus actividades regulares con el proceso de desarrollo de tu escritura. Saca al escritor que llevas dentro, y vive esta gran aventura.
Luego de cada lectura, se lleva a cabo una ronda de comentarios, que sirven para mejorar el texto y para la práctica de la autocorrección. Esta forma de desarrollar el taller ―alejada del academicismo y de la falsedad del gancho de la publicación prematura―, atiende el ritmo individual y de asimilación del alumno, de acuerdo con sus necesidades y características propias. Así, no hay tema que por una inasistencia se pierda o que por falta de tiempo no se le otorgue un mayor tratamiento si así lo requiere, y cada uno de los integrantes del taller avanza a su propio ritmo sin entorpecer el trabajo de los otros y sin afectarse por el ritmo de los otros.